Adiós a los próceres y otros vainazos
“Es el equinoccio de primavera en el hemisferio sur”, dice, mientras saca libros del baúl de su carro y los empaca en un morral. Estamos en el parqueadero de la universidad donde dicta literatura aplicada o comparada. “Hoy desayuné fricasé de alacrán”. Los ojos le centellean en su cara casi perfecta. “Supe que estuviste en una charla con Pablo Montoya, en el pantanero ese de la feria del libro en el Jardín Botánico”, dice. “Fue la presentación en Medellín de Adiós a los próceres, edición de Grijalbo”. “¿Y qué tal?”. “Pues a mí me encantó”, digo, no sin cautela. “Es una colección de 23 semblanzas. Veintidós héroes y el que los fusiló. Historia patria vuelta ficción, una invención apócrifa, sin respeto por los acontecimientos”.